Hay días que uno no está para casi nada, pero hago bien en obligarme a escribir en mi blog alguna reflexión sobre la vida de los que nos rodean, aunque a veces me deslizo por mi vena subjetiva y hablo de mi mismo.
Disfruto más cuando no tengo sobre qué escribir, porque los grandes temas puede que sean trascendentes pero les aseguro que son muy aburridos por repetitivos. Los nombres propios de los famosos sugieren siempre la misma historia y sus acciones sólo resultan interesantes cuando rozan el pecado.
Me encantan esas historias intrascendentes que protagoniza la gente que nunca será famosa, porque nos demuestran que se puede intentar ser feliz con poco dinero, algunos amigos, en un lugar pequeño y como dicen los habitantes de las islas caribeñas, con una botella de ron, buena música y mejor compañía.
Hacia esos lugares están invitando a que se exilie al espía…
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