Si Lutero levantase la cabeza haría una nueva contrarreforma porque aquí no hay nadie que tenga conciencia de pecado.Los corruptos no dimiten, sus jefes no solo no les echan sino que les incluyen en las listas electorales , y los distintos partidos políticos miran hacia al de enfrente consolándose con el » y tú más». Resulta difícil comprender el empecinamiento suicida de los políticos que se resisten a actuar con contundencia contra los responsables de estos casos que han hecho que rebose el vaso de la indignación ciudadana. Alcaldesa y alcaldes imputados cuyos actos hieden, se resisten a dimitir y se atreven a proclamarse mejores que los que les critican. Hay imputados que su natural reacción es la chulería prepotente y la convicción de que negando la evidencia se librarán de las consecuencias, y les ayuda a actuar así la tibieza de sus jefes que deberían proclamar con toda claridad…
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