Unos islamistas sirios, que dicen luchar por la libertad de sus compatriotas y por eso quieren derrocar al dictador y asesino Bashar Al Assad, le han pegado un tiro en la boca y otro en la nuca, delante de sus familiares, a un chaval de 15 años porque al parecer le escucharon una blasfemia.
Siria se desangra en una guerra civil sin ninguna esperanza de que el día que caiga en tirano sea sustituido por gente de bien porque, al odio de quienes se ven como enemigos a pesar de ser casi hermanos, se suma el fanatismo religioso de los que aplican en la tierra la justicia aberrante de un Dios que manda matar y lapidar a quienes se alejan de su camino.
La verdad es que tenía varias noticias para comentar hoy, pero ninguna me ha parecido tan importante como ésta, porque estoy persuadido de que ni la independencia…
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