No hay cosa peor que estar ocioso y además ser un ignorante, pero cuando coinciden estos dos parámetros en una mente estrecha alguien puede acabar proponiendo hacer un referéndum para que los ciudadanos decidan si debe continuar celebrándose o no la Semana Santa en Sevilla.
La Secretaria General de Podemos en Sevilla, Begoña Gutiérrez, ha anunciado esa propuesta si ganan las elecciones al Ayuntamiento de la capital hispalense y le ha caído la del pulpo.
Los aprendices de políticos de izquierda radical no saben lo que es la transversalidad y por eso se equivocan cuando quieren imponer el pensamiento único en un país de costumbres atávicas en el que la religión tiene menos que ver con las creencias que con la tradición.
El día que se enteren que en todos los partidos políticos hay votantes de izquierda y de derecha, ricos y pobres, creyentes y ateos, honrados y golfos, empezarán a entender algo y comprenderán que meter las manos en los asuntos más íntimos de las personas conduce a ganarse un peligroso rechazo.
No sé si ustedes conocen el caso de un hombre que quiso apostatar y se fue a una parroquia a que el clérigo le firmase un documento que acreditase que ya no pertenecía a la iglesia católica. El pobre cura del lugar no tenía impresos para un supuesto así y sobrepasado por una circunstancia tan insólita, después de fracasar en su intento por que reconsiderara su grave decisión, le dijo que no necesitaba ningún papel para ser apóstata sino que bastaba con que él actuase como tal, pero el susodicho insistió en que sin el sello de la Iglesia no se iba, con lo que le seguía reconociendo una cierta autoridad a la institución de la que quería renegar.
En la Semana Santa de Sevilla y de otras ciudades se emocionan hasta los blasfemos y a veces lloran incluso los incrédulos, y algo así que no tiene explicación plausible debería ser entendido y respetado por quienes aspiren a gobernar, salvo que acrediten escasez de inteligencia y exceso de sectarismo.
a ex ministra de defensa Carmen Chacón prohibió que la legión tocase el himno nacional a la salida de la imagen del Cristo de la Buena Muerte – llamado el Cristo de los legionarios – y aunque ella no lo crea, aquella inútil decisión le creó una desafección innecesaria incluso entre los suyos.
¡Con la de temas importantes que hay que arreglar en este país, no entiendo por qué algunos se empeñan en meterse en esos charcos!
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