La suerte no acompaña a los ciudadanos de algunos pueblos del mundo en los que escasean las libertades, el respeto a los derechos humanos, la fortaleza de las instituciones democráticas , un sistema económico sólido que permita un reparto justo de la riqueza o al menos de las oportunidades de un trabajo digno, y unas leyes civiles que reconozcan igualdad de derechos a hombres y mujeres.
Sólo en las sociedades en las que existe este cuadro de relaciones sociales y políticas es posible sobrevivir a la arbitrariedad. Donde esas normas están ausentes, la vida no vale nada, y ėsa la razón principal que explica miles de personas emigren de sus países de origen, poniendo en riesgo su integridad porque lo hacen para salvarla viviendo lejos de donde nacieron.
Estos días la desesperación se ha adueñado de Egipto, el país más grande e influyente de África, donde los Hermanos Musulmanes, que…
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